Como crítico de cine uno siempre sueña con entrevistar a personalidades tan lúcidas como Irvine Welsh, pero precisamente por ser crítico de cine, es muy poco probable que ello ocurra. Los mundos de la literatura y el cine pocas veces se cruzan para tener experiencias de ese calibre.
Sin embargo, ocurrió.
Apenas arrancando el verano de 2018 surgió la oportunidad de conocer al autor de Trainspotting, The Acid House, Porno, Ecstasy y Filth, de cruzar algunas palabras con él (“algunas palabras” que se alargaron por casi una hora) y de intercambiar varios puntos de vista sobre cine, sobre música, sobre la situación actual de la una humanidad a la que él ha descrito siempre con excelente tino inundado de inspiración.
Esa entrevista ocurrió en el programa Renglones Luminiscentes que Cinegarage presenta en la plataforma de podcasts Puentes y esa plática se compartió con Saraí Campech y Paola Tinoco, responsable de que esas ganas de hablar con Irvine (como él mismo me pidió que lo llamara) se hiciera realidad.
Aquí tienen lo que conversamos, una plática que pueden escuchar íntegra pero sin traducción en Cinegarage y en Puentes:
Erick Estrada: Bienvenido a la Ciudad de México, señor Welsh, apenas llega a la Ciudad y hoy pone discos en una fiesta por la noche, le noto emocionado…
Irvine Welsh: Masivamente, sí, y llámame Irvine, sólo me dicen “señor Welsh” cuando voy al juzgado en Escocia.
De acuerdo. ¿Sabes? Como crítico de cine uno nunca piensa que en algún momento podría entrevistar en el futuro a un autor como tú –siempre he querido hacerlo– pero el trabajo lo lleva a uno a otros lados. Me siento mal porque necesito hablar de Trainspotting y no sé si te sientes cómodo hablando de ese libro… ¿Cómo ves estas historias y estos personajes desde una perspectiva histórica? El mundo de los 80 y 90 es radicalmente diferente al actual, no se diga siglo XXI, la semana pasada.
– De cierta manera estos personajes estaban avanzados a su época. Eran gente de la clase trabajadora industrial británica. Se los atoraron en los 80 y 90, los hicieron redundantes de la vida laboral y los hicieron redundantes en el sentido de ni siquiera enterarse.
Si ves a los personajes, toda la sociedad mainstream ahora, clase media, incluso clase alta, son afectados por el mismo malestar: “estamos siendo sustituidos por máquinas, no tendremos trabajo, no hay ganancias, los sueldos van a cero, los costos van a cero. no hay ganancia.”
Estamos presenciado el colapso de la industrialización y el capitalismo en todo el mundo, pero no tenemos nada con que suplantarlo. Estamos en este malaise existencial, donde nos preguntamos ¿por qué estamos aquí y qué estamos haciendo? y a todos nos está pasando.
Y las primeras personas que sufren esta circunstancia son la de la clase obrera industrial en áreas como Escocia, los midlands y el norte de Inglaterra.
¿Crees que el Capitalismo esté llegando a su fin?
– Depende de qué entiendes por Capitalismo, pero sí lo creo. El poder oligárquico y corporativo está construyendo un estado corporativo. Ya no es una economía de mercado. Son unas cuantas compañías dominando una industria, estableciendo monopolios y ahora hay que ver al Estado como una extensión de la corporación. Vemos cómo se desarma la democracia y el Estado se encuentra funcionando para la compañía en vez de trabajar para sus ciudadanos. El Capitalismo ha llegado ya a su fin. A nivel piso, hay negocios pequeños compitiendo en el mercado, pero esto es cada vez menos prevalente. Pronto todos trabajaremos para una corporación.
Volviendo a los libros ¿Aún amas a estos personajes, piensas en ellos?
– Pienso y escribo de ellos constantemente. He publicado apenas una tercera parte de lo que he escrito sobre ellos –esto es una advertencia– hay mucho de ellos.
Hablando de literatura y películas, que es de lo que hablamos en este programa, hay ocasiones en que uno lee un libro y siente que el escritor quiere que la novela se convierta en película. Esto no se siente en tus libros. ¿Crees que es posible escribir una cosa con la intención de que se convierta en otra?
– Si escribes un libro tienes que verlo como libro. Si empiezas a verlo como un guión de película, de una telenovela, o de una obra, no va a funcionar como libro. Hay que vivir en la disciplina a la que te dedicas y no puedes escribir un guión pensando que será un buen libro. Uno sólo puede operar bien en su medio. Una vez hecho eso, uno ya puede ver su potencial para otras cosas. Puede ser buen programa de tele, o película.
Tras el éxito de Trainspotting –que has dicho no es tu libro favorito– ¿Sentiste la tentación de escribir un libro “más exitoso”?
– Claro, bueno, me encantaría ser más exitoso, plan El Código Da Vinci, pero eso no va a pasar.
Uno sólo controla la historia y los personajes y la calidad de la escritura y las preocupaciones temáticas y eso, pero a veces uno puede escribir un libro brillante que a nadie le interese, y a veces haces un libro no tan brillante que atrae a la gente, que tiene algo. Si uno tiene suerte, se puede hacer un libro bueno que todos quieran leer. He hecho algunos de esos, pero este es difícil de superar.
Brexit. Quería hablar de este tema, porque de nuevo, a partir de tus libros, la perspectiva de el mundo de tus personajes cambia, y obviamente nos interesa tu posición propia.
– Obviamente el Brexit es estúpido, es suicida. Hará estragos en el país, aún más. Hay que analizar de dónde viene: treinta años de neoliberalismo, la destrucción de sindicatos, la privatización, la baja de salarios y destrucción de la clase obrera. En algunas maneras, este corporativismo global es el padre de Brexit y de el Trumpismo, eso es lo que han generado estas reacciones ultra-nacionalistas. La política es como la física, se tienen reacciones iguales y opuestas. Lo que han hecho es quitar las políticas de la clase obrera de la ecuación. Sindicatos, Bienestar Social, Socialismo, Educación para la clase obrera, todos han desaparecido.
La clase obrera actual está bajo pan y circo, realitis, entretenimiento, el star system. Es una fuerza reaccionaria y controladora. La gente está ahogada en deudas, no pueden hacer nada. Es más fácil que la gente en el poder te pueda engañar culpando a los inmigrantes a que esa gente en el poder te pague un salario decente. Mientras la economía se estanca, es interesante ver cómo existe toda una industria mediática alrededor de políticos y empresarios encargada de decir cuan especiales son. Y todos sabemos que son mamadas, mentiras, pero les seguimos el juego, no le damos mucho más. Pero en cuanto estas personas dejen de pagar salarios la relación cambia. De pronto ya no se verán tan especiales y se empezarán a ver menos únicos
¿Tenemos esperanza?
–Siempre hay esperanza. Soy optimista. La humanidad entera, todos entraremos a un período oscuro, pero los seres humanos nos adaptamos. El humano es una máquina de aprendizaje. Lo más triste ahora, tras los años 30 y el holocausto, es ver en Estados Unidos a los niños migrantes separados de sus padres y puestos en campos de concentración, es extraño que no hayamos aprendido. Somos máquinas de aprendizaje intrínsecamente pero no podemos aprender en colectivo. No tenemos que entrar en otra era oscura medieval para avanzar, pero parece que hacia allá vamos. Deberíamos de estar mejorando.
Saraí Campech: Hablando de esperanza ¿dónde la encuentras? ¿en los libros? ¿la música?
– No hay mucha esperanza en los libros. Siempre escribo crudo, con resaca. Quizá si escribiera tomando mezcal, mi escritura tendría mejor ánimo. De nuevo, la gente tiene espíritu y capacidad de humor y solución de problemas y tiendo a enfocarme en eso. El impulso de la humanidad es la capacidad de amar, de perdonar, de reír y de aprender y crecer. Son las cosas que deberían importarnos.
Erick Estrada: Esta esperanza de la que hablas, a veces la encontramos en actividades improbables o que no esperamos. Sé que eres entusiasta del boxeo y para el cine el boxeo es una piedra angular. Sé que tienes esperanza en el boxeo y lo estás impulsando entre la gente joven de tu país.
– Todo lo hace mi amigo Bradley, él maneja el Hollywood Boxing Club. Su idea es ofrecer a los chicos que viven en estos bloques habitacionales en la periferia de Edimburgo una opción. En estos sitios no hay clubes de boxeo, no hay nada para la gente y su idea era generar clubs de boxeo pop-up. Ofrecerle a los chicos de estos lugares -que no tienen oportunidades- una opción para liberar presión, para entrar en disciplina antes de meterse a una vida de crimen.
Viviendo en esos sitios no hay más, no hay nada que evite que estos chicos caigan y terminen cometiendo crímenes. Es bueno si tienen algo que les da orgullo, diversión, disciplina y los mantiene enfocados y anclados haciendo algo positivo. El deporte en general, pero el boxeo en particular es perfecto para esto. Es genial lo que está haciendo.
Bradley también está con la Helping Hand Charity. Hay muchos espacios abandonados y parques públicos que han sido comprados por desarrolladores o anexados y la Helping Hand organiza torneos de fútbol ahí. Entonces, al final, estos espacios se usan para lo que tenían que ser usados y están haciendo lo que la ciudad hacía y tiene que hacer. Están reclamando espacio público.
De nuevo al box, muchos asumen su violencia, pero pocos entienden la disciplina que implica, y esta es necesaria.
–A nivel profesional, y más en los pesos más pesados, sí puede ser barbárico. Es todo sobre poder y dinero. Pero a nivel amateur –sí hay nocauts técnicos y lo detienen– pero tiene que verse más como un deporte de habilidades donde ganas más puntos que tu oponente, y un juego de estrategia y buena condición. El box ha adquirido mala reputación –menos que el rugby en general, pero nadie dice nada de eso pues es un juego de clase media– pues es muy estresante para la gente de clase media; lo que ellos perciben es clase trabajadora intentando lastimarse entre ellos. El boxeo también tiene esta cultura de hablar mal del oponente, pero eso es sólo en el espectáculo, en los medios. Los boxeadores suelen respetarse mucho en la vida real, hay camaradería. Es un gran deporte. Cuando se nos acabe el trabajo, las cosas que nos salvarán serán el deporte y el arte.
¿Tienes alguna película favorita de Box?
Las de Rocky son un poco cursis pero son películas muy buenas. La que siempre resalta es, quizá mi película favorita con De Niro, Toro salvaje, la fisicalidad de su personaje. Cuando uno ve a De Niro mostrarse de esa manera como actor uno sólo puede pensar en lo increíble que es. Es una gran película de boxeo, y una gran película sobre cómo se mueven las cosas en general.
– Saraí Campech: ¿Has pensado en hacer un guión o libro de box?
Sí, pero hay tantos libros tan buenos de boxeo. Uno de mis favoritos es de un autor canadiense llamado Craig Davidson quien escribió un libro llamado “The Fighter” que cuando ví la película de Mickey Rourke, que se llamaba igual, pensé que era una adaptación de esa novela –y que es buena, Mickey Rourke me encanta–. Terminó no siéndolo, pero me puso a pensar en lo buena película que la historia de Davidson sería.
Erick Estrada: Hablemos de drogas, teniendo mezcal en la mesa tenemos que hablar de drogas.
Paola Tinoco: Sí, cuéntanos del mezcal ¿Cuál es tu historia con el mezcal, Irvine?
– Uy, tengo muchas y por lo general Paola está relacionada con todas ellas. Paola me presentó el mezcal en Oaxaca. Es interesante la sensación de tomar mezcal, se siente más como una droga que como alcohol. Hay algo efímero y que te pone a pensar. Tomando mezcal pensé “esto es muy fácil de beber” y me puse pensativo, raro, y creo tuve una experiencia fuera de cuerpo. Desperté completamente vestido en la cama de mi cuarto de hotel, sin saber cómo llegué ahí. Eso ya no me pasa en estos días. Hay que tratar a esta cosa con respeto.
Erick Estrada: A todas las drogas, ¿no?
– Hay algunas cosas con las que sabes que la estás cagando… (risas)
Hace dos días Canadá legalizó la mariguana de uso recreativo. ¿Qué opinas de los movimientos pro-legalización de las drogas?
– Estuve hace dos semanas en Toronto, lo ví. Creo que todo se reduce a un tema de adultos tomando decisiones con consentimiento e información, el Estado no debería interferir. Si al estado le preocupa tanto, debería de hacer programas educativos para informar a la gente de los riesgos. Que los adultos hagan lo que quieran, hemos desarrollado una cultura de inteligencia, venga, nadie se va a aventar de un acantilado, saben el riesgo. Ahora, tenemos drogas muy peligrosas y hay que informar qué pueden hacer potencialmente, pero tampoco podemos ponernos histéricos al respecto. Hay que pensar en drogas con un riesgo mínimo y que el Estado deje de ser nana y eso me parece autoritario y bastante tonto.
Gran parte de la humanidad gira en torno a las drogas. Gran parte de la cultura humana tiene que ver con festividades y celebración, y gran parte de eso es la intoxicación, el cambio de comportamiento y eso tiene que ver con la posibilidad de ingerir diferentes materias que te colocan de forma distinta y te dan distintas sensaciones y puntos de vista. No hay nada malo en ello si se mantiene en su lugar correcto.
Me preocupa más la automedicación y el control de la industria farmacéutica sobre nosotros, que nos lleva de nuevo a la cuestión de los poderes corporativos. Si la gente se quiere divertir y colocarse y drogarse ocasionalmente, que así sea, hay cosas mucho peores.
– ¿Cómo ves desde fuera este problema alrededor de las drogas en México?
– Dos cosas: cuando tienes algo ilegal, hay mercado negro; cuando hay eso, hay redes criminales. Se desarrrollan naturalmente para proveer las sustancias Si legalizas automáticamente lo frenas.
Si tienes un sistema educativo para la gente, se pueden tomar decisiones informadas y entonces tienes una mejor calidad de producto. También, si es vendido oficialmente, el producto es mejor, menos riesgoso, lo podrías comprar con el farmacéutico. Tampoco podrás detener a los cocineros de tina, es una cuestión que es parte de la cultura, pero no hay razón para que la gente tenga acceso. Sabes, podrías piratear cigarros, pero nadie los compra. Si es legal puedes tenerlos a buen precio. Se pueden tener buenas drogas si se legaliza.
– Hablas de drogas seguras, y eso me lleva a pensar en el éxtasis y algunas drogas de diseñador que en su origen era parte esencial de una contracultura que buscaba una ruta diferente a lo que el mainstream ofrecía. ¿Sigue existiendo una contracultura?
– Creo que está volviendo lentamente, sólo como respuesta a la saturación de los medios. El internet la mató por un rato, todos nos convertimos en una cultura de medios. Pero ahora está tan saturado todo que, personalmente, el último lugar en el que investigaría sería en línea. Para este libro que estoy escribiendo, estoy investigando sobre pólizas y políticas de seguros; escribí “seguro” y las primeras 5000 páginas eran compañías de seguros queriéndote vender algo. Todo son transacciones comerciales, no hay conocimiento ahí. Todo el contenido es dirigido al comercio y las ventas, no hay contenidos para conocimiento.
No iba a buscar en todo ese relajo, decidí ir a la biblioteca y preguntar ahí. Me dieron un montón de libros y contactos sociales. Es lo mismo con la música, los libros, la gente está organizándose en su comunidad y las bandas tocan en su comunidad y hacen dinero así en vez de hacer giras. La cultura del gig está volviendo. Es interesante, estamos tan saturados que ya no nos importa. Facebook es para gente vieja, los chicos no le entran, ni siquiera Instagram, los chicos no entran. Es una respuesta lógica tienes 25 años para pasártela bien y ¿quién quiere pasar tanto tiempo viendo una pantalla.?
– ¿La humanidad quiere pensar en lo mismo? El desacuerdo parece haberse vuelto una enfermedad, algo a evitarse. Parece que perdimos el derecho a poder estar en contra de algo, o más bien, todos queremos estar a favor de algo.
Vivimos en tiempos muy conformistas. La transgresión genuina es activamente desalentada. Y ahora todo se lo come esta transgresión pusilánime y ridícula que está de moda. Es ridículo.Nada nos une más allá de este deseo de postureo, no hay políticas reales detrás de esta rebelión falsa mercadeada para fácil consumo.
Hicimos esto con el box, pero ¿cuáles son tus películas favoritas sobre drogas? No puedes escoger Trainspotting.
– ¿No puedo escoger Trainspotting? Hay muchas buenas. Me gustan las que tienen una humanidad activa. Drugstore Cowboy de Gus Van Sant me gusta mucho. Christiane F, es una muy oscura pero tiene algo muy verdadero en ella. Sobre éxtasis, creo que Human Traffic es muy buena, una de las mejores de su género. Hay buenas películas de drogas.
– Me acaba de saltar ahora, pero ¿viste 24 Hour Party People? ¿Qué te pareció?
Sí, Verás. Conozco a mucha de la gente que fue retratada en ella, entonces la relación es rara. Me gustó mucho y sí creo que capturó bien las cosas a pesar de la caricaturización de las personas. Pero al final cuando la gente está jodida de drogas son una caricatura, todos lo somos. Estoy ahora vinculado con una película de Creation Records de esa época y es muy difícil lograr que sea diferente. 24 Hour hizo un molde y entonces hay que aproximarse diferente. Creo eso es parte de su éxito, es la película clave de las películas de rockeros ingleses.
– ¿Qué tipo de películas estás viendo ahora? ¿Tienes tiempo?
Veo de todo. Muchas, lo que sea, la Rom-Com más cursi, el thriller psicológico más oscuro, horror, sci fi, todo.
Saraí Campech: El tiempo cambia, ahora, ¿menos heroína, más proteína?
– Sabes, generalmente no, vivo tranquilo. Ahora es porque estoy en México que tomo.Hay que esforzarse para adaptarse
Erick Estrada: Una que quería preguntar desde que leí Trainspotting: ¿por qué Sean Connery?
– Sabes, la cosa con Sean Connery es que en Edimburgo es icónico. Todos lo conocen. Gente que en su vida lo ha visto lo conoce. Ha estado en todas las casas de todos, todos los pubs, fue a la escuela con todos. Tiene ese caché. Hay tantas historias de él ahí, que al ser ubicuo y tan icónico todos tenemos historias. Todos queremos ser él. Es el arquetipo del chico de clase obrera al que le fue bien y la armó y salió de los complejos de vivienda de interés social. ¿Qué tan bueno puede ser? Era una cosa aspiracional, le daba a gente como Sick Boy la sensación de que podían ser James Bond.
La clase obrera aparece mucho en tu discurso y tu obra. Algunos consideran que tu obra se centra en eso, ¿lo ves así? ¿es una preocupación?
– Sí, el mundo está cambiando. Las viejas clases están desapareciendo, fuera del 1% y el 99%. Todos nos estamos volviendo más pobres, fuera del 1%, se está polarizando. Eso es resultado de la evolución del capitalismo de una economía de mercado a una corporativa. En una economía de mercado por lo menos la gente podía tener la oportunidad de involucrarse en la sociedad, la corporativa no da acceso a nada. Es el proceso lineal del Capitalismo. Milton Friedman anunció el final cuando dijo “un monopolio es un premio a la eficiencia”, esa termina siendo la única posibilidad ahora. No se pueden romper ya a estas corporaciones, partirlas y arrancar de nuevo. Todo ahora está impulsando por la tecnología, y ahora hay que aceptar que el capitalismo acabó y que nos movemos a nuevos medios de producción. Ya no producimos bienes materiales, producimos bienes intelectuales y lo hacemos desde la casa y no de el campo, la oficina o la fábrica. Ya no estamos amarrados a ellas y todas las relaciones cambian. El patriarcado entonces se quiebra, y toda la ansiedad de todos estos viejos blancos tiene que ver con estos cambios tecnológicos y sociales. Es un tiempo peligroso de transición que tenemos que cuidar y sacar lo mejor.
¿Necesitamos héroes en este mundo? y lo hago porque terminaremos hablando de Bowie, Ahora en este mundo ¿los necesitamos?
– Creo que la pregunta tiene que ir más allá. El tema es mayor. Nuestra desesperación es mayor. Va más por el lado de ¿por cuánto tiempo seguiremos necesitando cultura?, ¿por cuánto tiempo necesitaremos libros y películas y narrativa?. Tenemos formas cada vez más sofisticadas de comunicación a las que entramos. Por ejemplo hace 50 años el internet era impensable, pensaban que el futuro era de mochilas jet, nada del mundo cibernético y la comunicación. Todo se está volviendo en cómo queremos escapar de estos cuerpos basados en carbón e interactuar con vida basada en silicio y estar en interfaz con máquinas, y crear máquinas que nos saquen de acá y al espacio. Comunicarnos telepáticamente, estamos descartando a la cultura y convirtiendo todo en modo binario y reductivo, y lo ves en el internet y eso está recableando nuestro cerebro. Aunque eso de miedo, es la pregunta mayor.
¿Cómo ve Irvine Welsh un mundo sin Bowie?
– Es chistoso… es una especie de pérdida constante. Sabes, es de las pocas veces que sentí –y siempre me reía de quien dice esto de Elvis o los Beatles, y lo voy a decir de Bowie– se siente como una pérdida en la familia. Siempre fue un punto de referencia, una entrada artística y cultural a todo. A mí y a muchos nos introdujo a tantas cosas, y sentir que ya no está –en este mundo donde ya no necesitamos cultura y artistas, sólo hay comerciantes– perder a alguien que se expresa, es difícil pensar en si veremos a alguien similar a él. Saber si la generación que viene tendrá a alguien así o siquiera necesita a uno. No sé la respuesta.
Soy muy feliz de que estuviera en mi vida. Hace unas semanas estaba con Iggy Pop en Miami y él está fuerte y de buena salud y es curioso pensar que Lou Reed y David no estén y que Iggy siga ahí. Y se ve como el profesor de uni que se está tirando a sus alumnas.
Saraí Campech: Hablando del nuevo libro y esperanza. ¿Por qué matar a uno de los grandes personajes?
– Ya, ya, no voy a arruinarlo. No voy a decir el nombre. Soy profesional, no voy a dar detalles por error, así. Es ficción, los personajes de ficción no mueren, están en la página. Pero hay que ser realista, y la verdad, es un milagro que cualquiera de estos tipos sigan vivos. Hay que dar un gesto hacia la realidad. Pero creo que es optimista en general.
Trainspotting es sobre traición, Porno es sobre la venganza, y esta –Dead Men’s Trousers– es sobre redención. De esta necesidad de llegar a este punto en tu vida donde llevas años evitando a alguien, pero al final es uno de mis mejores amigos y es el horror de pensar “carajo, este cabrón es de de mis mejores amigos y entonces tengo que ir, verlo, ayudarle”. Con el paso del tiempo tus amigos de más tiempo se convierten en familia. Mis dos amigos de más tiempo los conozco desde los 6 y –toco madera–si cualquier de ellos fuera atropellado por un camión me rompería. Hablamos todo el tiempo y nos escribimos y si vuelvo a Escocia les veo. Me pregunto qué pasaría si no estuvieran y no puedo imaginarlo.
Erick Estrada: Final, ¿Recuerdas tus películas favoritas de niño?
Curiosamente tenemos que volver a Connery, puras de James Bond. Eran matinées en el State en Leith, y en el Salon en Edimburgo. Tenían estos programas donde metían a todos los niños del norte de Edimburgo y se hacían programas de películas de Bond y caricaturas. Era genial para los padres que te aventaban ahí toda la tarde y podían disfrutar los locos 60 en Edimburgo. Uno crece con Bond.
¿Lo extrañas? ¿Te gusta el nuevo?
Me quedé en Connery. Veo las viejas. En las nuevas hay buenos detalles, pero me compré a Connery como Bond. Casino Royale con Daniel Craig es bastante buena, me pareció excelente, pero para mí es una cosa de mi niñez y de Edimburgo.
¿Qué tocarás hoy?
¿Sabes qué pasó? Llegué al aeropuerto y me dí cuenta que perdí mis rolas, dejé mi USB y mi teléfono está en la casa. Así que traigo las canciones en la laptop y ahora tengo que recargar canciones, así que quizá el set no será tan parejito, pero será bueno. O sea si quieres fiestear y no andar de mamón con “uy no tiró bien esa mezcla” no vayan. Pero si no pásenla fantástico.
– Quiero acabar con esta historia: Mi mamá leyó Trainspotting porque cuando le dije de qué trataba, me dijo “y bueno, para mí ¿qué hay de interés?”; y le dije “Sean Connery” y lo leyó y le encantó.
¡Genial!¡Fantástico!