La palabra “emo” ni siquiera es una palabra, ¿o sí? Bueno, por lo menos no lo fue cuando surgió el género que tomó estas tres letras como su bandera. O más bien sí. Las primeras bandas que fueron etiquetadas así —Rites of Spring, Shudder To Think, Beefeater, Soulside, Moss Icon— tomaban la palabra “emo” como insulto; los fans en la siguiente década tenían un contrato no verbal sobre su uso, todos sabían que eran fans del emo pero nadie se asumía como parte del género. Todo cambió con MTV y la radio a principios de los ‘00; “emo” fue de las palabras más usadas, tanto para describir la última transformación de este tipo de música como para señalar cuando alguien se portaba triste y dramáticx, lo cual no describe esta música. No del todo. Sigue siendo confuso, lo sé.
Aún más confuso: la palabra –que en verdad es la abreviación de “emotional hardcore”– y a lo que se le asocia sigue evocando muchos sentimientos. Tiene un poder enorme de nostalgia tanto por los años de la juventud así como el mismo sentimiento con el que la mayor parte de esta música fue concebida, lo cual es probablemente el único hilo conductor entre pioneros como Rites of Spring, bandas de culto como Promise Ring, íconos como My Chemical Romance, extremistas como Saetia y recreadores del estilo como Beach Slang. Son emociones fuertes que algunos que ya vivimos en la edad adulta sentimos en pocas ocasiones; es común que estemos preocupados más por las deudas que por los amoríos perdidos o las amistades dañadas.
Jimmy Eat World son una de las bandas más emblemáticas del emo tanto por representar las características del género así como por desafiarlas. Sus pies estuvieron en la ola de bandas suburbanas que hicieron del punk algo más complicado, melódico y melancólico, los llevaron a MTV y luego quisieron alejarse lo más posible para ser simplemente una banda de rock excelente. Son todo esto y más, y fue durante el domingo (por supuesto tenía que ser en un melancólico domingo) 26 de agosto que se presentaron en el Plaza Condesa de la Ciudad de México.
Antes que el cuarteto de Phoenix, Arizona pisara el escenario tuvimos a dos generaciones de bandas emo en escena. Kill Aniston ya son veteranos del estilo en nuestro país, con el vocalista Jos continuando el legado de su anterior banda Sad Breakfast a través letras llenas de sensaciones adolescentes que aún resuenan.
Kill Aniston:
Por otro lado, Say Ocean representan una juventud que conocen a bandas como New Found Glory como estandartes ya establecidos; llenaron de distorsión y tiempos rápidos la atmósfera del recinto, con varios fans jóvenes a punto de crear slam pero conformándose con cantar sus canciones a todo mientras brincaban con la parte más reconocida de su aún pequeño repertorio. Demostraron que tienen carisma y mucha energía por lo que contagiaron a algunos que probablemente los recibieron con más escepticismo que euforia.
Say Ocean:
Pasadas las 8:00 pm salieron los integrantes de Jimmy Eat World con “Sure and Certain,” track de su más reciente material Integrity Blues del 2016, seguida de dos hitos de la etapa más madura de su carrera, “I Will Steal You Back” y “Big Casino;” estas le dieron paso a “For Me This Is Heaven,” track destacable de Clarity, el disco de 1999 que es considerado clásico por los puristas de esa generación; sin embargo, si se pudo notar algo en el setlist del Plaza Condesa fue que siempre han tenido un oído excepcional para componer canciones con melodías clásicas, sin perseguir un estilo. A través de las 26 canciones que tocaron en casi dos horas, pudimos apreciar nuevas selecciones como “Pass The Baby” o “It Matters” al lado de favoritas como “Pain” y “Get It Faster,” con su tino para hacer rock sin pretensiones pero con mucho sentimiento como si el tiempo no pasara.
Jimmy Eat World hurgaron entre favoritas lejos de los hits como “23”, “If You Don’t, Don’t” y “Goodbye Sky Harbor” para los clavados. “Hear You Me” fue un momento de gran sentimiento entre el público, una de las canciones más sentimentales en el catálogo de Jimmy que muchos aprovecharon para soltar un par de lágrimas de más. Pero fue en el encore cuando todo se desató, concentrándose en tres corte de Bleed American que pusieron a todos a cantar de principio a fin; “A Praise Chorus” con sus referencias a Tommy James and the Shondells, Madness y Mötley Crüe, “Sweetness” con su euforia que crecía con cada verso y coto. “The Middle” –aquel hit inescapable del 2001– puso un punto final excelente para los asistentes: Para muchos recordó su pubertad o adolescencia, el sentimiento de no pertenecer y saber que alguien más sabía por lo que estaban pasando. Aquí estábamos en 2018, un recinto a tope con gente cantando “everything, everything will be alright, alright.” Muchos lloraban, otros sonreían, pero la mayoría hacían ambas al mismo tiempo. Por unos minutos, todo se sentía que estaría bien, sin tener que decirlo con todas las palabras.
Jimmy Eat World:
Fotos de Ayari Anaya.