A mi parecer esperar debe ser considerada una de las “actividades” más difíciles en la vida, dejar pasar el tiempo sin pensar que uno está esperando requiere de un esfuerzo inhumano casi tan grande como aguantarse un estornudo. Es curioso como esperamos tanto, que hasta esperamos lo inesperado, y es así como uno va perdiendo la noción de esta actividad hasta envolverla con nuestra rutina. Pero cuando se trata de ver a una banda en un festival tan grande como el Corona Capital, la espera se vuelve más dramática, al menos para mi así fue; víctima de una impaciencia crónica, pasé 5 horas pensando ininterrumpidamente en el momento en que The Jesus And Mary Chain saliera al escenario.  Mientras eso pasaba, tomé algunas fotos solo para notar que el tiempo seguía su marcha, y recalcarme que cada vez estaba más cerca de lograrlo.