De entre toda la oferta de juegos, hay títulos que en vez de apostar por imágenes realistas o modelos 3D, proponen el uso de gráficos con una apariencia vieja, llena de nostalgia.
Las nuevas tecnologías han permitido la creación de juegos cuyo componente visual supera todo lo conocido. Basta con ver cómo se ven títulos como Gran Turismo o Final Fantasy XV para darnos cuenta de que los gráficos están alcanzando alturas que jamás imaginamos, sin embargo, eso no garantiza una experiencia máxima o sobresaliente, pues a veces los aspectos de gameplay quedan de lado. Por suerte, existen estudios independientes que apuestan por propuestas donde se hace énfasis en los sistemas de juego y en gráficos que apelan por atacar la nostalgia del usuario.
Historia y gameplay sobre portentos gráficos
Si estuviera en las manos de muchos jugadores hardcore, el mejor juego de la historia reciente sería Undertale pues su modo, banda sonora y gráficos muestran un juego inolvidable que trasciende generaciones. Sí, es un enunciado pretencioso pues un juego independiente estaría a la par de entregas como Final Fantasy VI o The Legend of Zelda: Ocarina of Time, sin embargo, hay una buena razón para defender semejante título.
Undertale cuenta con gráficos muy simples y un diseño de escenarios plano, pero, su guión y ritmo de narración son formidables, ni se diga la opción de no matar a nadie y acabar el juego. La combinación de RPG, aventura gráfica y acción más la calidad en el diseño de personajes lo hacen un juego completo. Toby Fox, el diseñador detrás de este juego, hizo algo muy difícil de superar, pues tomó todas las lecciones detrás de un título como Earhbound y volvió a ejecutar en esta era moderna de gaming donde los “gráficos” supuestamente son lo mejor.
Otro esfuerzo parecido lo mostró Shovel Knight, pues su arte de 8-bits, estilo de juego muy parecido a Duck Tales y banda sonora, lo hacían una especie de viaje en el tiempo hacía esa era donde todo era mucho más simple y sin ambiciones gráficas más allá de las que eran posibles.
La sencillez detrás de un héroe con armadura portando una pala, un diseño de niveles retador y enemigos complicados, despertaban algo en el jugador que estaba enterrado entre los recuerdos de la infancia. Una sensación de emoción por experimentar de nuevo algo complicado y a la vez fresco. Jugar Shovel Knight era recuperar la habilidad de asombro perdida por los avances tecnológicos los cuales ya no saben igual.
El usuario tiene la necesidad de revivir sus años más inocentes
Las versiones emuladas de los juegos de Neo-Geo disponibles en todas las plataformas digitales, los constantes relanzamientos de Capcom de juegos como la colección de Disney del NES o las compilaciones de Mega Man van más allá de aprovechar las propiedades intelectuales de las que son dueños, pues tratan de atender la necesidad del jugador de volver a comprar una vez más ese título que brilló durante su infancia.
Entonces, ¿para qué sirve en realidad una consola nueva? Se supone que es para disfrutar de la tecnología más reciente y las propuestas novedosas, sin embargo, a final de cuentas vuelven a salir los mismos juegos de hace más de 10 años y a precios a veces ridículos, todo por una sola cosa, volver a disfrutar esa presentación de 8 o 16 bits, llena de inocencia, cuando no necesitamos ser pretenciosos y queríamos jugar con tan solo 3 pasos, prender la consola, presionar start y vivir el sueño.
Los creativos independientes aprovechan estos apartados para desarrollar juegos nuevos y proponer novedosas experiencias pensadas en esos jugadores que no desean olvidar una era y reciben con los brazos abiertos a títulos como Scott Pilgrim vs The World The Videogame, Hot Line Miami, Retro City Rampage o, en un caso más reciente, a Sonic Mania.