No exageramos al decir que el nombre de Simon Reynolds es sinónimo de una de las instituciones vivientes más sólidas del periodismo musical. Es más, casi podríamos decir que Reynolds ha sido capaz de marcar un antes y un después en la historia y evolución del periodismo musical. Egresado de la legendaria y seminal revista británica Melody Maker, Reynolds ha implementado un estilo de disección musical que combina la obsesión patológica, prácticamente inevitable en cualquier melómano diagnosticado, y la crítica de concepción filosófica derivada de autores como Habermas y todos los pensadores de la Internacional Situacionista, el movimiento artístico de influencia marxista.
Clavado, puntilloso pero accesible a la vez. Sus textos, libros (entre los que se encuentran RETROMANÍA: La adicción de la cultura pop a su propio pasado, DESPUÉS DEL ROCK: Psicodelia, post punk, electrónica y otras revoluciones inconclusas Post Punk: Romper todo y empezar de nuevo y el más reciente COMO UN GOLPE DE RAYO: El glam y su legado, de los setenta al siglo XXI recientemente reseñado en nuestro #VansBookClub y todos traducidos al español por Caja Negra) ensayos y hasta una simple reseña de discos, abarcan una perspectiva sociológica incansable que siempre parece tener la misma conclusión: el rock y sus derivados son de los mejores hervideros para entender el comportamiento de nuestras sociedades, complejas, elásticas, diversas.
Reynolds utiliza su melomanía para explicar cómo es que los afroamericanos se hicieron de derechos mientras vandalizaban la música blanca mediante el sampler o los homosexuales alcanzaron visibilidad y respeto gracias a la música disco y su paso al house de Chicago.
Con motivo del lanzamiento de esta nueva plataforma de Vans, estamos muy orgullosos de compartir las palabras que Simon Reynolds nos compartió en exclusiva para Since66 en las que tratamos de averiguar en estos tiempos de información desmedida y obsesión por las etiquetas, como encontrar una de las máximas que nos inspiran en Since66: #BeClassic #BeAuthentic
En estos tiempos de voracidad por las etiquetas y en dónde la gente parece estar dispuesta a hacer cualquier cosa con verse original o auténtico, y que sea redituable en un montón de manitas con pulgares arriba, ¿dónde puede encontrarse lo auténtico?
En algún tipo de perspectiva original…
¿Y cómo sabes que estás en esa perspectiva?
Cuando hace que reconsideres tu actitud hacia una banda o un género, o incluso cuestionas tu propio sistema de valores críticos.
Híjole, pero es bien complicado cuestionarte tu sistema de valores, sobretodo cuando eres fan de algo…
Lo se, me pasa todo el tiempo, esa sensación de que el escritor está en lo cierto sólo porque su fanatismo es real, lo que lleva a volverte fanático acerca de su opinión propia opinión y ahí existe un riesgo…
¿Hay solución?
Bueno, puedes utilizar la música que te gusta para que te impulse a la inconformidad y a cuestionar tus propias ideas y valores, como cuando hablamos de los viajes que son capaces de provocarnos el psych rock de los Byrds, puedes proponerte algún tipo de viaje intelectual y emocional que ha sido activado por la música.
Entiendo, pero, ¿no se corre el riesgo de luego verse muy mamón cuando te dejas llevar por el viaje intelectual?
Claro, por eso, no se debe dejar de lado que lo auténtico también debería ser entretenido. ¿Ha escuchado el término flamboyant? Ese estilo de vida me parece que describe muy bien la intención de la autenticidad sin pretensiones académica. ¿Sabes cuál podría ser un buen ejercicio de autenticidad? Hablar, escribir sobre “rock’n’roll”, “hip hop” o “rave” sin mencionar estas palabras, debería haber algo en la escritura que registre y combine las energías en la música. Una sensación de algo irracional y embriagador a través de la prosa que en última instancia proviene de la música misma.