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El rock del Oscar

El rock del Oscar
Por Erick Estrada

El pasado fin de semana se realizó la entrega de los premios Oscar en una ceremonia que para bien y para mal no pasó desapercibida (aunque la vio menos gente que nuca). Lo que en este momento quiero resaltar aquí es que más allá de los vaticinios cumplidos o de las quinielas triunfadoras -y sin menospreciar a ninguno de los otros trabajos nominados- resulta alentador que un músico como Trent Reznor haya recibido un Oscar más por su trabajo al lado de los no menos aplaudibles Atticus Ross y Jon Batiste para la banda sonora de Soul, la película más reciente de Pixar.

No voy a tratar de detallar aquí el trabajo que hicieron para la película, lleno de referencias, homenajes y sonidos que abonan a un discurso cálido y abierto al mismo tiempo. El trabajo de Reznor, Ross y Batiste es parte de una obra comunal, un diente importante en el engranaje de lo que se quiere contar en la película. Por ello es siempre interesante saber qué ocurre, quién gana y a quién se considera en premiaciones como la del Oscar. No se evalúa ahí desde la objetividad sino desde la curiosidad y en el mejor de los casos la admiración hacia el trabajo de alguien más. En el caso de la banda de sonora de Soul quien sale ganando, dígase lo que se diga, es el cada vez más transformado e indefinible mundo del rock que adquiere aquí de manera indirecta una validación que no es necesaria pero que no estorba en absoluto.

Y ellos no son los únicos. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos ya ha dado entrada a otros rockeros en su ceremonia anual. A veces premiando una canción original, otras a través de la composición de una banda sonora como ocurrió con Trent Reznor, Atticus Ross y Jon Batiste.

Aquí algunos ejemplos.

Prince.
Purple Rain.
Prince, uno de los músicos y autores más importantes y trascendentes en la historia ganó un Oscar por escribir “Purple Rain”, la canción que enmarca a la película del mismo nombre y que además él protagoniza. Sumemos que el resto de las canciones o casi todas también son interpretadas por Prince (aún no cambiaba su nombre por culpa de su disquera) y que la historia de un joven músico en ascenso que sin saberlo repite los errores de su abusivo padre poniendo en riesgo su propia carrera está basada en la vida del cantante.
En su año, 1984, la película tuvo una nominación al Oscar y esa fue la que ganó: Mejor Canción Original. Es decir, si lo vemos por promedio la película no sólo es buena (es realmente entretenida) sino que por porcentaje está muy por arriba de muchas.


David Byrne
El último emperador.

La historia del último emperador chino concentró las miradas y las mentes de todo mundo en ese año, 1987. Bernardo Bertolucci no es un creador que se quede a la mitad y en esta mega producción, como acostumbra, echó toda la carne al asador no con pocos riesgos. En una época en la que no se hablaba de ello el 95% de su reparto no pertenecía a los círculos tradicionales de Hollywood. Sólamente Peter O’Toole contaba con popularidad y Bertolucci ejecutó todo de tal forma que nadie chistó en ningún momento. La banda sonora de su película recibió un Oscar y en ella trabajaron nada menos que don Ryuichi Sakamoto y David Byrne en colaboración con Cong Su. Ese trabajo fue premiado con un Oscar. La película recibió ocho en total.


Bob Dylan
The Wonder Boys.

“Things Have Changed” es el nombre de la canción que Bob Dylan compuso para esta película de Curtis Hanson protagonizada por Michael Douglas y Tobey Maguire. Dylan, como ustedes deben de saberlo, está ya en todo. Desde el Nobel hasta este Oscar descansan ya acomodados en su librero y eso no es poca cosa. Si bien cualquier canción compuesta ex profeso para una película puede ser considerada para el Oscar es muy complicado que una Academia que casi siempre da muestra de rezago y anquilosamiento voltee a ver el trabajo de revolucionarios de verdad como lo es en muchos sentidos el gran Bob Dylan. Muy pocos se acuerdan de este logro así que a difundirlo y a ver la película.


Bruce Springsteen
Filadelfia.
Otro director importante. Jonathan Demme fue el elegido para unir las piezas de una película que de nuevo hablaba (a la manera de Hollywood, claro) de cosas que otras ignoraban y que afectaban al mundo de forma grave. En este caso conocemos la historia de un hombre que es despedido de su trabajo cuando sus jefes se enteran que tiene SIDA y que además es homosexual. La película es un verdadero prodigio en cuestión de narrativa alrededor de juicios y careos y cuenta, como era de esperarse, con momentos en los que el tono se transforma en algo más cabizbajo, oscuro si ustedes quieren.
A ello contribuye poderosamente una canción escrita e interpretada por El Jefe en persona, Bruce Springsteen: “Streets of Philadelphia”. La canción apareció por todos lados, se escuchaban en todo el mundo y hubo quien conoció al Jefe precisamente por este trabajo. Merecido Oscar.


Cher
Hechizo de Luna.
En este caso el Oscar se le dio a una cantante y música no por su trabajo en la banda sonora o como reconocimiento a una canción en particular. Cher, la inigualable Cher, fue premiada con el Oscar a Mejor Actriz y eso construyó una mancuerna poderosa esa noche: su compañera de reparto, Olimpia Dukakis, también recibió un Oscar como Actriz de Reparto por esta película.
La historia de la mujer que se enamora del hermano de su prometido es una comedia mezclada con drama estupendamente escrita y requería de un trabajo cuidadoso para que no cayera en los terrenos del absurdo insalvable o para que no se exagerara ninguna de sus ya de por sí complicadas situaciones. Si Cher se apoyó en Dukakis es lo de menos. El cine es un trabajo en equipo así que bien por el Oscar para ambas.
¿Agregamos algo? Cher dejó en el camino a Holly Hunter, Meryl Streep y a Glenn Close.

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