Por Erick Estrada
Rocky, la leyenda del box, la historia de un perdedor que por un instante deja de serlo; Rocky, el ángel del barrio, el nerd golpeador al servicio de las pequeñas mafias en Filadelfia; La película dirigida por John G. Avildsen cumple 45 años.
Pero también cumple 45 años el estrellato de Sylvester Stallone quien antes de escribir esta película y de pelear contra viento y marea para lograrla (a veces enfrentándose al estudio que la producía) era un perfecto desconocido. Sus papeles en películas menores y series de televisión no eran precisamente los mejores para sobresalir en una industria como la de Hollywood en los años 70. Fue precisamente después de escribir esta película y de protagonizarla que su carrera tomó un rumbo que terminó por transformarlo en uno de los mayores iconos del Hollywood de fin de siglo XX.
Y sin embargo no es el único al que Rocky lo llevó a los cuernos de la Luna.
El compositor Bill Conti era también un desconocido en Hollywood. Su trabajo sonaba ya en varias películas italianas de la época, una de ellas dirigida por el genio (y leyenda viva en ese momento) Vittorio de Sica, Il Giardino dei Finzi-Contini, un drama bélico de 1970 que terminó ganando el Oscar a Mejor Película Internacional (en esos años la categoría era Mejor Película en Idioma Extranjero). Pero ustedes ya lo saben. En Hollywood no ven cine de otros países y en consecuencia el señor Conti era desconocido en estas tierras.
Stallone lo llamó para hacer la música de la película que estaba tratando de sacar adelante (el esfuerzo se deja ver en el documental The Birth of a Classic) y el estudio accedió… O quizá fue al revés. El asunto es que ocurrió y Conti aceptó el trabajo. La historia que cuenta Rocky es de entrada atractiva y estimulante. Bill se inspiró además y principalmente en el material que ya se había filmado para componer “Gonna Fly Now”, la pieza musical que representaría a la película, una suerte de evocación épica que además metía cierta onda disco en la manera en que la aborda la orquesta y que terminaría siendo representativa de su época pero al mismo tiempo atemporal y universal.
Después de compuesta, Stallone y John G. Avildsen editaron la película al lado de Scott Conrad y Richard Halsey para que los tiempos de lo que se mostraba coincidieran con los de la pieza y el resultado lo conoce todo el mundo: la carrera de la victoria de Rocky por las calles de una gélida Filadelfia se corona en el punto más alto de la composición de Bill Conti cuando el boxeador brazos en alto mira a la ciudad después de subir sin chistar los 72 escalones que conducen al Museo de Arte.
Lo sé. Conti es autor de toda la música de la película pero ese tema en ese momento con esas imágenes envolviendo la emoción del posible éxito de un hombre que ha encontrado en el boxeo la única manera de salir del hoyo real y mental en el que vive es lo que permanece en la memoria cinéfila.
La letra, de hecho, es lo de menos y sorprende que algo tan transparente y casi inexistente haya sido compuesto por ¡dos personas! Ayn Robbins y Carol Connors se encargaron de esa parte pero casi nadie les recuerda por eso. Basta decir que muy poca gente sabe que esta pieza se llama “Gonna Fly Now” (que quizá es lo más trascendente que dice la letra) y todo mundo la googlea como “Tema de Rocky”. Es el poder épico y su rara mezcla de ingredientes lo que ha impregnado a esta composición en la memoria colectiva.
Stallone fue nominado a Mejor Actor y Mejor guion por Rocky. Bill Conti obtuvo su nominación como Mejor Canción Original en la entrega 49 del Oscar. Ninguno ganó pero las carreras de ambos se fueron a la estratósfera a partir de esta película. ¿Dos leyendas? Seguro, porque no hay que olvidar que en la historia que cuenta Rocky el boxeador tampoco gana la pelea final.