Recordemos que la colección Project CAT llegó a Vans y que gracias a ello el animal print está por todos lados. Eso nos da la gran oportunidad de revisar algunas películas olvidadas que aquí he decidido llamar justo así, animal print. Como cuando hicimos la primera parte de esta lista en la segunda entrega habrá un par de linduras que nos llevarán muy cerca del kitsch pero también aparecen joyas, sorpresas olvidadas que encajen con la única exigencia de esta selección: que la piel animal sea si no el personaje central de la historia, un elemento que la haga particular, diferente, algo que incluso pueda convertirse en una broma de temporada.
Prevenido todo mundo de lo que aquí puede pasar esta es la segunda parte de películas animal print:
El tigre de Santa Julia
(Alejandro Gamboa, 2002).
El tigre de Santa Julia es en muy pocas palabras nuestra propia versión del ladrón que roba a los ricos para regalar a los pobres: dinero, animales, ropa, comida. Este antiguo desertor del ejército porfirista fue convertido en la película de Alejandro Gamboa en una especie de Robin Hood mezclado con Casanova que le viene muy bien a la versión cinematográfica de la vieja leyenda.
El apodo viene por lo obvio. Ayudado de su ejército de mujeres puede presumir de valentía y coraje y la película escrita por el propio Gamboa y por Francisco Sánchez aprovecha todas las oportunidades que ello les da para bromear y armar una película de acción a la mexicana alrededor del mito del famoso tigre.
Lo sé. El final de este felino humano no fue el más afortunado ni el mejor en cuestión de imagen. Pero el hecho de que tengamos aquí a un justiciero de los pobres le gana un lugar en la lista aunque su animal print no haya salido sin mancha del pantano.
Cat People
(Paul Schrader, 1982).
Vámonos hasta la década de los 80 en donde conocemos la vieja leyenda de una raza, los Cat People, que surgieron de un viejo ritual en el que los humanos y los leopardos se cruzaron en contra de las leyes de la naturaleza. Ahora, a finales del siglo XX, los Cat People son raros, muchos dicen que están extintos. Pero una chica que está en pleno despertar sexual sabe que eso puede no ser cierto. Ella poco a poco se da cuenta de que podría convertirse en leopardo. Pero también sabe que antes de que eso ocurra debe ejecutar el viejo ritual de apareamiento.
Hay un peligro y ese peligro que es a la vez tabú es precisamente lo que esta película de Paul Schrader trata de describir envolviendose en una de las canciones más misteriosas de David Bowie: “Putting Out the Fire” con letra del propio Bowie y con música escrita por Giorgio Moroder.
La combinación con Nastassja Kinski en el estelar resulta irresistible.
Rocky III
(Sylvester Stallone, 1982).
Seguimos en 1982. Rocky lo tiene todo. Su rostro está en cualquier parte y su fama es universal. El boxeador surgido de los estratos más bajos se ha convertido en una gran figura y la verdad es que su ego le está ganando. De repente, un boxeador bobalicón y mal encarado no solamente provoca la muerte de Mickey, el heroico entrenador de Rocky (imagínense aguantar a este tipo) sino que derrota al Italian Stallion en una pelea de campeonato.
Para sacudirse toda la basura de la fama y vengar la muerte de Mickey Rocky sólo tiene una salida: recuperar el espíritu, querer ganar, hacerse de nuevo de la mirada matadora e intimidante, el ojo de tigre. El resto de la historia ya lo conocemos.
La noche de las narices frías
(Clyde Geronimi, Hamilton Luske, Wolfgang Reiterman, 1961).
Vámonos con la más pop de las películas animal print, una que a veces es recordada con el nombre Ciento un dálmatas pero que en realidad en los no menos pop años 60 se llamó La noche de las narices frías. Mucho de esta historia pasa en el invierno pero si no nos vemos tan literales (que buena falta nos hace) nos daremos cuenta que los perros siempre tienen la nariz fría y que en consecuencia esta bizarra historia en realidad se llama La noche de los perros.
Este grupo de dálmatas es la verdadera estrella de la película. Una de las mejores villanas en la historia del cine, Cruella de Vil, quiere hacerse un abrigo moteado con la piel de los perros hijos de Pogo y Perdita. Ese abrigo es tan inusual como atractivo, tan cruel como llamativo, la moda llevada a niveles de sadismo inauditos. Todo en una película para niños. No se puede pedir más.