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Orgullo #OffTheWall El playlist del otro lado del arcoíris

Orgullo #OffTheWall El playlist del otro lado del arcoíris

Wenceslao Bruciaga 4 junio, 2021

En un punto de su biografía See a Little Light: The Trail of Rage and Melody, Bob Mould cuenta que buena parte de la rabia que alimentó todos sus proyectos musicales, Husker Du, Sugar y hasta su reciente trabajo como solista, provenía de la sensación de no saberse identificado en ningún lado de las conjuntos sociales. Ni con la limitación de los bugas, pero tampoco con la visibilidad gay que sin darse cuenta, se había hecho de sus propios códigos, tan cuadrados o más prejuiciosos que los mismos heteros.

Lo que había empezado como grupos de disidencia sexual, que en conjunto luchaban contra las reglas impuestas por una sociedad temerosa de su propio placer, se habían convertido en eso que tanto amedrentaron. De pronto, hombres gays que salían de noche por copas y sudor, eran tan cuadrados como sus padres. Escuchabas a Barbara Straisand o de lo contrario, corrías el riesgo de ser expulsado tanto del cobijo familiar como del círculo de amigos que pugnando por la diferencia, se sentían temerosos de convivir con la diferencia, como el hardcore, el dance industrial o los cascadas de guitarras distorsionada inventadas por el propio Mould.

El desasosiego de Mould no fue en vano. Junto con otros homosexuales, como la pionera drag Divine o Jim Nash y Dannie Flesher, fundadores de Wax Trax Records, el sentimiento de orgullo lgbtttti fue descubriendo que hay otros sonidos, ritmos y letras que alimentan la diversidad del arcoiris.

En lo personal, estoy agradecido con la valentía que nos inyectó las canciones de Alaska, tanto con los Dinarama como en su etapa en Fangoria, o el coraje de Paulina Rubio para reclamar que ese hombre era mío. Y de nadie más.

Y si bien muchos de los que se identifican dentro de los colectivos lgbttti han encontrado en ciertos géneros un sentimiento de libertad a los que no podemos resistirnos por simple genética emocional, como el disco, el dance o el seminal house — el mismo día que me robé el Nevermind de Nirvana también me escondí en los calzones uno de Lisa Stanfield –, también existen propuestas musicales que optan por desestabilizar aquello que ya se ubica en el imaginario colectivo como música gay.

En esta playlist que armé se encuentran algunos de esos positivos clichés que han ayudado a visibilizar la diversidad sexual desde una festividad combativa, Cher, Pet Shop Boys, desde luego nuestra Santa Madonna; Dua Lipa, Ariana Grande. Pero también todas esas bandas que me enseñaron que la homosexualidad, al menos la mía, puede ser gasolina para incomodar el sistema. El rock lésbico de las Sleater Kinney, el punk trans de Against me! o el punk hardcore de los Dicks y los pornográficos Limp Wrist, entre otros, han aportado otras notas de asumir el orgullo. Que al final, se ha convertido en un sinónimo de diversidad y confrontación que en junio resuena hasta el final del arcoiris y más allá.

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