Cual es la verdadera relación que existe entre el fotógrafo y el momento que captura es una cuestión que puede parecer lineal si solo consideramos que funge como un ojo que elige un momento específico de un escenario que tiene frente a él. Claro, valorando la conjunción de técnicas y habilidades que son necesarias para poder obtener un buen producto y que es un proceso altamente creativo y de habilidad técnica. Para algunos casos el trabajo de postproducción puede darle un giro radical sobre la imagen original, generando piezas que desencadenan historias más alucinantes.

Pero para el fotógrafo mexicano Rodrigo Maawad las cosas van más lejos todavía, su visión sobre la fotografía no se limita a capturar los momentos que se le ponen enfrente, más bien a los nacen desde el interior de su cabeza.

El trabajo creativo se desarrolla desde la creación de personajes hasta la sublime elección del escenario que muchas veces también es trabajado desde cero. Prácticamente crea un guión de elementos visuales que pueden comenzar a darle forma a una historia plasmada en una par de tiros. La calidad de la fotografía es impecable, pero si hay algo en el trabajo Maawad que realmente se distingue, es su gran capacidad para desarrollar personajes mórbidos de extrañas condiciones físicas que deliran en los límites del terror. Con características bastante retorcidas, los personajes se convierten en los protagonistas de cada imagen con alto contenido de crítica social e insanía.

Los elementos y la forma en que intenta mostrarlos explora sensaciones perturbadoras para los espectadores, dando a su trabajo una carga emocional bastante grande. Sobre todo al ser una fotografía de algo que realmente no existe, aunque al final se torne como una realidad bastante palpable.