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Cine con otras resistencias femeninas

Cine con otras resistencias femeninas
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Mucho se habla en estos días del maltrato sistemático que las mujeres padecen y que debería haberse desarmado desde hace décadas. Desafortunadamente el mundo no ha abierto los ojos y la mayoría de las veces que una mujer denuncia maltrado, acoso, violación, intimidación, suele ser descalificada o peor, ese mundo masculino termina por cerrar filas y apoyar a quien ejerce esa violencia.

En esa falta de entendimiento el mundo cree que para combatir esa violencia la mujer debe adoptar una postura cercana, similar o igual a la que adoptaría un hombre: verse ruda, ser violenta, tomar las armas sólo para ser tomada en cuenta de forma mínima. No siempre es así especialmente porque cuando las mujeres lo hacen se les descalifica nuevamente precisamente por la demostración de fuerza.

Por eso esta vez tenemos cuatro sugerencias en las que las mujeres que reaccionan a la opresión sistemática lo hacen desde otro frente, uno en el que practican la resistencia con otros elementos. Estos elementos, queremos aclararlo, son tan valiosos como cualquiera otro. Se puede levantar la voz, se puede romper. Y al mismo tiempo se pueden ejercitar estas otras respuestas.

El silencio de los inocentes
En 1991 Jonathan Demme estructuró uno de los mejores thrillers centrados en asesinos en serie. La historia surge de la novela de Thomas Harris y efectivamente narra la persecución de un feminicida obsesionado con la figura femenina y con la transformación de su propio cuerpo en uno de mujer lo cual lo lleva a violentarlas, asesinarlas y después atacarlas nuevamente para satisfacer sus curiosidades de una forma, digamos, bastante malsana.
Ante ello la encargada de solucionar las cosas (y describirnos ese mundo de violencia constante) es Clarice Sterling recién egresada de la academia del FBI.
Menuda, absorbida por un mundo de hombres que alardean sus logros y que van a minimizar los de Clarice en cuanto puedan, que la descalifican sólo por ser mujer, ella es la única con la inteligencia necesaria para desbaratar ese esquema en bien de su propia investigación a la que se acerca, claro, con puntos de vista distintos a los de sus compañeros.
Lo de Clarice es una hazaña dentro del mundo de las investigaciones policiales. Pero también es una batalla ganada contra el sistema y sus ataques.
La película puede verse en iTunes.


Tangerine
Una prostituta busca al lenón que además de explotarla le ha roto el corazón. Con una sinopsis como esa cualquiera diría que Sean Baker (director) y Chris Bergoch (con quien coescribió el guion) arman una historia de reencuentros y de amor a toda prueba. Pero no. En su lugar agregan elementos del viejo cine de venganza que sin detalles de violencia gráfica describen la forma en que el mundo orilla, maltrata y estigmatiza a estas dos mujeres primero por ser prostitutas y después por ser transgénero. Ello le abre a la película una larga serie de oportunidades para romper esquemas y retratar perfectamente el mundo masculinizado en el que vivimos y lo que muchas mujeres deben hacer para sobrevivirlo, no sólo sentimentalmente sino social, económica y políticamente.
Grabada exclusivamente con teléfonos inteligentes en las calles de Los Angeles, inundada de los colores de su atardecer (de ahí el nombre) esta película es mucho más que la historia de una pareja que se reencuentra para hacer las paces amorosamente.


Room
Una chica es secuestrada. Su captor lo ha hecho entre otras cosas para usarla sexualmente. Es un objeto. Tras una serie de violaciones cotidianas (ejecutadas todas en el encierro de una pequeña habitación) quedó embarazada. Desde que su hijo nació ella ha procurado explicar de la mejor manera el reducido mundo que habitan. Pero ello no le ha impedido hacer de ese hijo una persona lo suficientemente libre e inteligente y con ello ampliar su visión y eventualmente invitarlo a buscar nuevos horizontes. Todo ello está simbolizado en el escape que esta chica planea. Su hijo será el primero en ver el exterior después de años de vivir en esa prisión.
Metáfora de un posible mundo en el que se superen las violencias hacia la
mujer. Símbolo de resistencia e inteligencia ante un mundo que aprisiona a este personaje y con él a todas las mujeres, la película de Lenny Abrahamson (surgida de la novela de Emma Donoghue) es una prueba más de que la resistencia, toda resistencia, genera frutos.
La película puede verse en Netflix, Google Play Movies, Microsoft Store, Claro Video, iTunes y Amazon Video.


El piano
Harta de las imposiciones del mundo hacia ella (que en esta historia representa a las mujeres) Ada tiene que aceptar una más: su matrimonio es arreglado, se realizó por conveniencia y debe trasladarse a terrenos desconocidos para vivir con su nuevo esposo.
El traslado incluye a su pequeña hija y a su piano, símbolos de su esperanza
en ser alguien más y de su propia voz y voluntad pues hay que agregar que ella es muda para reforzar el mensaje de que Ada vive en un mundo que no la toma en cuenta. Todo nos deja ver que en este mundo las mujeres están cautivas: los vestidos que Ada está forzada a usar, el menosprecio que la gente demuestra hacia su piano, la forma en que los mayores ignoran a su hija… La voz pequeña pero llena de fuerza que nos narra todo lo que ocurre y que es la voz de Ada, de su mente, de sus inquietudes.
Es con su vida diaria, con sus actitudes, pequeñas resistencias cotidianas y sobre todo con su renuencia a dejar de ser quien es, que ella misma se abrirá camino a una vida menos oscura y triste. Lo hace demostrando que es una persona completa y que merece tantas libertades y satisfacciones como cualquiera. Su vehículo es un amante que la aprecia y ayuda hasta donde puede.
Jane Campion (autora también del guion) construye con esta historia un himno de libertad pero sobre todo de resistencia.

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